¿Fracaso o señal de madurez lectora?
Leer siempre fue visto como un acto que exige compromiso: empezar un libro, seguirlo hasta el final y después opinar con autoridad. Sin embargo, cada vez más lectores se permiten algo distinto: abandonar un libro sin culpa. ¿Es un fracaso o, en realidad, una señal de madurez lectora? En esta reflexión quiero invitarte a repensar el vínculo que tenemos con los libros y cómo dejar uno a medias puede ser también parte de nuestro crecimiento como lectores y como personas.
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Abandonar un libro: del mito al aprendizaje
Durante mucho tiempo, nos enseñaron que dejar un libro a la mitad era casi un pecado. Como si la lectura tuviera que vivirse con disciplina militar. Pero la verdad es que los libros no son obligaciones: son experiencias. Y como toda experiencia, no todas nos llegan de la misma manera ni en el mismo momento.
Cuando soltamos un libro que no nos atrapa, estamos reconociendo algo muy valioso:
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Que nuestro tiempo es limitado.
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Que leer es también elegir.
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Que no todas las obras son para nosotros, y está bien.
Señales de madurez lectora
Lejos de ser un fracaso, abandonar libros puede ser síntoma de crecimiento. Te comparto algunas señales de por qué esto habla bien de tu recorrido lector:
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Criterio propio: ya no leés porque “hay que leer”, sino porque realmente buscás algo en el texto.
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Autoconocimiento: reconocés qué estilos, géneros o temáticas te entusiasman y cuáles no.
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Respeto por tu tiempo: no te obligás a avanzar solo por cumplir.
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Mayor sensibilidad: entendés que cada libro tiene su momento y que quizás no es ahora.
La productividad aplicada a la lectura
Como lectora, escritora y freelancer, sé lo importante que es optimizar el tiempo. Al igual que en el trabajo, la lectura también merece organización y disfrute. No se trata de acumular títulos “leídos” como medallas, sino de vivir la experiencia que realmente nutre.
Algunas ideas para aplicar:
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Permitite soltar: si un libro no te engancha después de cierto punto (por ejemplo, 50 páginas), quizás no es para vos.
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Llevá un registro: anotar qué libros abandonaste y por qué te ayuda a conocerte más como lectora.
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Alterná lecturas: no hace falta leer uno a la vez. Podés tener un libro intenso y otro más liviano en paralelo.
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No todo es literatura clásica: a veces un ensayo, una novela breve o incluso un libro ilustrado puede darte más que una obra “obligatoria”.
Creatividad, literatura y libertad
La lectura no es un examen que se aprueba o se desaprueba. Es, más bien, una herramienta de creatividad, crecimiento y libertad personal. Un libro abandonado no significa fracaso: significa que estás eligiendo qué voces querés escuchar y cuáles no.
Y esa elección, en lugar de achicarnos, nos empodera. Nos hace más auténticos como lectores y también como creadores, porque todo lo que consumimos influye en lo que producimos.
Reflexión final
Los libros que no terminamos nos enseñan tanto como los que sí llegamos a la última página. Nos hablan de nuestros intereses, de nuestras búsquedas y de la importancia de escuchar nuestras propias intuiciones.
En definitiva, abandonar un libro no es rendirse: es un acto de madurez lectora y de respeto hacia uno mismo. Porque leer no es acumular, sino crecer.
Mar Jimenez F.
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